El lado oscuro del uso de las mascarillas

La generalización a toda la población del uso continuado de mascarillas coincidiendo con los meses de calor está acentuando o creando problemas dermatológicos que, con los debidos cuidados, podemos prevenir o mitigar.

 

El uso de mascarilla es una de las estrategias de prevención y control de la infección por SARS_CoV-2 , la cual ha sido impuesto su uso de manera obligatoria  a la población a partir de 6 años de edad.

Sin embargo, nos encontramos con que este nuevo uso, insólito hasta ahora en nuestra cultura,  puede dar lugar a ciertas molestias, trastornos en la piel. Este tipo de problemas que si bien, en principio no son graves, sí que pueden causar problemas dermatológicos a corto plazo.

Según lo que conocemos hasta ahora de la enfermedad es que una de las principales vías de propagación es a través de las gotículas que esparce un individuo infectado, procedente de la nariz o de la boca cuando tose o exhala. Estas pueden entrar en contacto directamente con las mucosas expuestas de otra persona sana, pudiendose producir el contagio.

Los cuatro principales tipos de mascarillas utilizadas como medidas de barrera son:

Las mascarillas quirúrgicas:

Se recomiendan para personas con infección por SARS-CoV-2 o síntomas de infección. Personal sanitario o sociosanitario que acompañe a los pacientes a las zonas de aislamiento.

Las mascarillas autofiltrantes (FFP).

La mascarilla FFP1 no está recomendada por su escasa eficacia de filtración. La mascarilla FFP2 se recomienda para personal sanitario que atienda casos por infección SARS-CoV-2 o personas que entren en la habitación de aislamiento de un enfermo (familiares, personal de limpieza). La mascarilla FFP3 se recomienda para aquel personal sanitario implicado en procedimientos de mayor riesgo como por ej. aquellos que generen aerosoles.

Las mascarillas bidireccionales o de uso dual. 

Actúan como mascarilla quirúrgica y autofiltrante.

Las mascarillas higiénicas.

Aquellas personas que tienen que salir a la calle por motivos laborales, para disminuir el riesgo ante la imposibilidad de mantener el distanciamiento social. No son EPI ni PS. Su protección es limitada.

 

Se está comprobando en las consultas mas habituales que recibimos en la farmacia que otro de los argumentos a tener en cuenta a la hora de adquirir una mascarilla es la tolerancia a la misma por parte del paciente. El hecho de que pueda ocasionar problemas dermatológicos no supone, tal y como está actualmente la normativa una eximente para su uso.

Debemos utilizar la mascarilla que mejor se adapte a nuestra piel y a nuestro modo de vida y las circunstancias de uso.

Los problemas dermatológicos  más habituales detectados hasta ahora son:

  • Dermatitis por roce de la mascarilla
  • Incremento de las rosáceas existentes
  • Alergias a algún componente de las mascarillas.

Las zonas más sensibles de la cara son las mejillas y la nariz y es precisamente ahí donde nos debemos colocar la mascarilla.

El material por ejemplo de las FFP2 o FFP3 favorece el sudor y la humedad que provoca que se acentúen o aparezcan brotes de rosácea. A esto hay que sumarle la situación de estrés durante el confinamiento, o ciertas preocupaciones laborales pueden provocar o acelerar brotes. El hecho de utlizarla durante muchas horas puede provocar irritaciones por contacto y ya no digamos nada si se tiene alergia a algún componente y nos acentúa el picor, con el inconveniente añadido de que nos tocamos la cara.

El farmacéutico puede asesorar cuál es la mascarilla mas adecuada en función de cada persona y del uso al que se destine.

 

Consulta aquí cuál es tu opción más adecuada

 

Cómo prevenir problemas dermatológicos causados por el uso de las mascarillas.

Se recomienda por tanto no descuidar ni la limpieza diaria, ni la hidratación ni la protección solar.

Lo fundamental para la higiene de la piel tras haber usado el equipo de protección es el uso de jabones indicados para pieles intolerantes o sin jabón.

Se recomienta hidratar la piel previamente a la colocación de la mascarilla y esperar que la piel absorba y si fuera necesario aumentar el número de veces que nos hidratamos la piel de la cara. La mejor opción sería una crema hidratante con acción reparadora.

En cuanto al maquillaje tenemos que tener presente que las reglas han cambiado y que debemos tener en cuenta que el maquillaje no debe ni obstruir los poros o que cuente con algún componente potencialmente irritante. Una buena opción es BB Cream o protectores solares con color.

Y por último tener en cuenta una protección extra: proteger aquellas zonas de roce antes de colocar la mascarilla con una crema o pomada de barrera. Si aún así se han producido ezcemas o irritación debemos utilizar cremas antiinflamatorias con efectos calmantes

y tu, ¿proteges tu piel del uso de la mascarilla?

 

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