El próximo cumpleaños tengo que llevar a mi mujer a A Costa da Morte, en Galicia.
Lleva mucho tiempo queriendo ir.
No sé por qué, no hemos ido nunca y nos queda apenas a tres horas de casa.
Quiere ir, ya no solo por ver el atardecer, o por darnos un buen homenaje con la comida, si no también por todas las leyendas que cuentan.
Leyendas que para unos serán cuentos, o historias de meigas, pero me gustan.
Una de ellas, cuenta que el arca de Noé desembarcó en lo que ahora se conoce como Noia, localidad fundada por Noela, la mismísima nieta de Noé.
Índice
Una historia en el Arca de Noé
En un cuento infantil que leía a mi hija, viajaban todos los animales en el arca de Noé y debido a una tormenta, un rayo impactó contra el arca abriendo un hueco y empezó a entrar el agua.
Todos los animales se pusieron en alerta porque veían que se hundían. Así que se pusieron todos a hacer lo que mejor sabían hacer cada uno: los pájaros tiraban del arca hacia arriba, los elefantes llenaban sus trompas para achicar el agua, la cera de las abejas para tapar el agujero para que no entrara el agua…
Cada uno lo suyo.
Así, todos trabajando, consiguieron frenar un poco el hundimiento, pero no pararlo.
Desesperados, siguieron buscando si faltaba algún animal por ayudar. Buscaron y buscaron, pero en el arca no había nadie más. Pero de repente, por el propio agujero se coló un pez, y los animales se dieron cuenta de que ¡no habían pedido ayuda a los animales del mar!
Pidieron al pez que buscara ayuda para salvar el arca, y acudieron peces y peces, y hasta una gran ballena que terminó por cubrir el agujero mientras el resto de animales reparaban el barco.
Y así fue como el arca se mantuvo a flote y todos los animales se salvaron.
Con la ayuda de todos.
Por esta razón formo parte de
LaSemi, la Sociedad Española del Medicamento Individualizado.
Lasemi la forman dermatólogos, geriatras, pediatras, oncólogos, veterinarios, científicos, farmacéuticos formulistas, farmacéuticos de hospital, enfermeros, podólogos,…
Y no solo de España, también de Portugal, Italia o Argentina (de momento).
Cada uno, en nuestra disciplina, podemos aportar para mantener el arca a flote y todos necesitamos de todos para que el medicamento individualizado pueda seguir prestando su función de ayudar a los pacientes
adaptando los medicamentos a necesidades concretas del paciente
El “viaje” de mi laboratorio y yo
Cuando emprendí el camino como formulista, no voy a negar que uno de los sentimientos era de soledad. Y no era una soledad inventada, realmente estábamos solos: el laboratorio y yo.
Bueno, reconozco que no estábamos solos del todo. Unos amigos, llamados Dudas y Miedos, venían habitualmente a visitarnos: a no saber hacer alguna fórmula, a tomar una decisión equivocada, a cómo proceder en caso de.
Y cuando aparecían, todo el esfuerzo que había invertido en el laboratorio parecía en vano.
Más de una vez, tirar la toalla o colgar la bata se convirtió en una opción.
Desde 2008 que formo parte, primero de AEFF y luego, desde su nacimiento, de LASEMI.
No voy a negar que Dudas y Miedos no vengan todavía de vez en cuando, y ¡hasta son bienvenidos!, pero desde luego que han espaciado las visitas.
Si llegan, ahora cuento con herramientas para poder atenderlos como realmente se merecen: escuchándolos, analizando y, compartiéndolos con mis compañeros, que en muchos casos tienen más experiencia que yo.
Compartir, escuchar, aprender, sentirse comprendido son los motivos por los que formo parte de Lasemi.
Ahora, el laboratorio y yo ya no estamos solos. Somos muchos y todos son bien recibidos.
Como el faro del fin del mundo: LASEMI es un espacio de referencia para no perderte. Para no hundirte.
Puedes conocer mi laboratorio en este enlace.
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A todo esto, ¿me ayudáis a planificar el viaje?
¿Qué lugares me recomendáis en A Costa da Morte?
Post inspirado en el cuento infantil “Los Problemillas del Arca” de Pedro Pablo Sacristán en cuentosparadormir.com. Puedes leerlo completo aquí